Nápoles

Nápoles

Nápoles.
Por un momento
se vierte la luz
y la ciudad se ilumina.

Alboroto y algarabía.
Cómo se asemeja al caos,
el tiempo.

Las gentes de Nápoles,
de algún modo,
prosiguen ociosos.
Y ahí reside
una filosofía de vida
absolutamente inmutable.

Esa forma de vida
no se les puede arrebatar.
Si parecen divertirse al sonreír,
si parecen divertirse al charlar,
es porque realmente se divierten.

No se disfrazan.
Los sentimientos más puros,
pensé,
yacen ahí.

Y aún así,
dondequiera,
y en cualquiera,
mora la pena.

En algún lugar en mi interior
caí en la cuenta
de que no existe solución.
Pues los hombres cargan
con sus contradicciones.

Nápoles.
Los rayos de sol estivales se vierten en ella.
Quizá la algarabía del gentío
sea un tañido
propio sólo de esta tierra.



Nápoles

Nápoles.
Por un momento
se vierte la luz
y la ciudad se ilumina.

Alboroto y algarabía.
Cómo se asemeja al caos,
el tiempo.

Las gentes de Nápoles,
de algún modo,
prosiguen ociosos.
Y ahí reside
una filosofía de vida
absolutamente inmutable.

Esa forma de vida
no se les puede arrebatar.
Si parecen divertirse al sonreír,
si parecen divertirse al charlar,
es porque realmente se divierten.

No se disfrazan.
Los sentimientos más puros,
pensé,
yacen ahí.

Y aún así,
dondequiera,
y en cualquiera,
mora la pena.

En algún lugar en mi interior
caí en la cuenta
de que no existe solución.
Pues los hombres cargan
con sus contradicciones.

Nápoles.
Los rayos de sol estivales se vierten en ella.
Quizá la algarabía del gentío
sea un tañido
propio sólo de esta tierra.








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